Ha pasado un año de la Reforma Laboral. En los periódicos aparecen todos los datos: máximos en la destrucción de empleo desde 2009, porcentajes de despidos colectivos que superan a todos los habidos en la última década, caída de los salarios con notable pérdida del poder adquisitivo a la vez que se incrementó el beneficio de las empresas, etc…
Pero os cuento lo que ha pasado en mi casa en este último año:
Han despedido a mis dos hermanas y a mi cuñada, a mi hermano le han hecho un contrato de ‘si no te gusta ya sabes lo que hay’, la empresa de mi otro hermano ha hecho un ERE, mi cuñado lleva en el paro…ni lo sé, y desde luego en este año no ha encontrado trabajo… ni en Laponia.
Lo de buscar trabajo ahora además es más difícil, al precio que está el transporte hay que pensarse, y mucho, a qué entrevistas vas.
Como en mi familia hay dos personas con discapacidad nos fuimos a manifestar todos juntos contra los recortes.
A mis padres no les han revalorizado las pensiones y han tenido que pagar por las recetas, aparte del euro ‘de premio’ que tuvieron que pagar en enero, y como determinadas medicinas las ha dejado de financiar la seguridad social …. Pues tienen que pagarlas íntegras.
Y también fuimos a protestar contra los recortes en sanidad.
Mi sobrino quizás el curso que viene no pueda seguir haciendo su tercer curso de universidad, pues en su casa ya no entra ningún sueldo.
Y también fuimos a protestar contra los recortes en educación.
Mi tía, una persona mayor de más de 80 años, por haber avalado con su piso a mi prima y su familia en su hipoteca, ha visto como perdía su piso, ha sido desahuciada. Y ahora el piso está cerrado y la comunidad de vecinos con deuda por impago del correspondiente recibo, mi tía en una residencia privada que ha acabado con su pensión y pequeños ahorros, porque no había ninguna plaza en las públicas, y cuando se le acabe el dinero tendrá que ir rondando de casa en casa de sus familiares ¡ella tiene suerte, tiene familia que la quiere!
Y también fuimos a protestar contra los desahucios,
No pensamos conformarnos con que las cosas sigan por este camino, no vamos a consentir que nos vayan acorralando mientras ‘otros’ mantienen y aumentan sus privilegios, mirándonos desde arriba totalmente ajenos a la realidad, a nuestra realidad, a la de la mayoría.
Sólo un dato: según el Instituto Nacional de Estadística: el 43% de los asalariados recibe sólo el 13% de todo el dinero que se gasta en salarios y el 7% percibe el 25%.
¡Una gran diferencia!
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