
En los últimos días nos estáis preguntado sobre cómo afectará a Atos la reducción de jornada que se está anunciando en todos los medios de comunicación.
La única respuesta que se puede dar ahora mismo es que no hay ninguna reducción de jornada. Lo que hay es un acuerdo entre los socios de gobierno y los agentes sociales (vamos, UGT y CCOO, porque no se considera agentes sociales a nadie más), y que ahora hay que tramitar como primer paso en el Congreso de los Diputados.
La “posible” ley tiene que pasar todos los trámites parlamentarios, donde no está claro que exista una mayoría para aprobarla, tiene que pasar por enmiendas, por cambios y todo lo necesario para que se apruebe y se convierta en ley.
Esto significa que, a día de hoy, no se sabe absolutamente nada, solo frases grandilocuentes donde parece que vamos a entrar en un mundo de arcoíris y unicornios, pero que, en la realidad, hasta que no tengamos entre las manos el texto final aprobado y publicado en el BOE, no se sabe lo que va a suponer, cómo se va a aplicar, ni a quién le va a llegar algún posible beneficio.
Conociendo cómo funciona una negociación, y teniendo en cuenta cómo se compone la mayoría del congreso, hay que mirar con lupa que modificaciones se van a realizar al texto inicial para conseguir un acuerdo, y si esas modificaciones no serán más perjudiciales que el beneficio de la reducción de jornada. Por lo tanto, y de momento, no hagáis caso de los titulares, ni hagáis conjeturas sobre algo que no existe. Cuando se publique en el BOE se podrá hacer un análisis, y eso, si se produce, seguramente no será hasta el final del año. Entonces, veremos cual serán las consecuencias, buenas o malas, para la clase trabajadora.
No me fio nada de la reforma, porque lo mismo, por lo bajini, nos meten una deslocalización o flexibilidad de jornada, que es lo que llevan buscando años los empresaurios, y que es lo primero que va a caer en cuando el péndulo vuelva al otro lado.