Se está grabando en el imaginario colectivo la imagen de una persona trabajadora frente al ordenador comiéndose un sándwich o una ensalada en su puesto de trabajo, como el gran ejemplo de una persona comprometida con su trabajo y más productiva.
Esta escena, metida en nuestro subconsciente a base de películas de Hollywood, está contribuyendo a que se malinterprete lo que significa la productividad y la buena gestión del tiempo de trabajo, dando por válido que, para triunfar y ser productivo hay que vivir en un estado de estrés continuo.
¿De verdad es así? Lo cierto es que vivimos en una carrera cada vez más loca y acelerada, en la que vamos perdiendo, no solo calidad de vida, sino también hábitos fundamentales que garantizan nuestra buena salud física y mental.
Las consecuencias de esta práctica son una serie de desórdenes, tanto digestivos, como emocionales, ya que esta costumbre nos lleva a comer más rápido e impulsivamente, y esto influye en que comamos más cantidad y en que no sepamos elegir los alimentos adecuados según nuestras necesidades.
En estudios como el realizado en la Unidad de Nutrición y Comportamiento de la Escuela de Psicología Experimental de la Universidad de Bristol (Reino Unido), se señala que comer delante de la pantalla del ordenador podría aumentar el apetito y velocidad en la que ingerimos, ya que la memoria y la atención juegan un papel clave en la regulación de la saciedad y de la cantidad de comida que consumimos.
El estrés nunca es buen compañero de la salud digestiva. Puede ocasionar que nuestro sistema digestivo somatice ese malestar en diarreas crónicas, síndrome de intestino irritable, malas digestiones, etc. Comer rápido provoca que no haya una digestión oportuna de los alimentos y además, comer sin fijarnos o estando pendientes de otra cosa, como el trabajo, está relacionado con que comamos más cantidad de la que necesitamos.
En resumen, hay que tomarse el tiempo necesario para la comida. Sirve para desconectar, despejar la mente y, además, al comer con calma y en unas condiciones adecuadas, ayudamos a nuestro aparato digestivo. Una vez más, no dejemos que nos intenten inculcar falsos dogmas sobre que es mejor en el trabajo quien está mas tiempo, o quien no se toma descansos. Unas malas costumbres de descanso lo único que consiguen son más estrés, mas fallos y menos productividad.